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Hannia Novel y sus trazos de sangre

Conflictos bélicos ¿aptos para ellas?

Escrito en ENTRETENIMIENTO el

El simple mero hecho de escuchar su voz, nos pone en alerta los sentidos. Pausada, melodiosa, suave, logra llegar a las fibras más íntimas de sus interlocutores, de sus espectadores, que a más de tres décadas de su ejercicio profesional la siguen por su rostro amable y su rigor periodístico que la han colocado como una de las titulares de noticias con gran credibilidad: Hannia Novel.

Igual disfrutamos de su crónica social, que de sus narraciones en un campo de batalla o los sinsabores de una reportera que es capaz de enfrentarse a lo que sea ante cualquier adversidad. Ella misma se describe como una mujer feliz, reportera, periodista, conductora, comunicóloga de carrera, especialista en coberturas de catástrofes en zonas de guerra, conflictos bélicos, huracanes, terremotos, motines y secuestros. “Eso soy en concreto, pero sobre todo soy una mujer feliz. Trabajo desde hace ya 26 años en TV Azteca”.

Orgullosa asegura: “Fui la primera reportera, incluso mi jefe me llamaba La Reportera del Aire, que se subió a un helicóptero y desde ahí transmitía. Y de ahí me tocaron maravillosas coberturas, como las visitas del Papa Juan Pablo II, y después coberturas especiales como Afganistán, Irak, Las Torres Gemelas, Haití. Lo que me gusta es platicar, quizá parlotear. Me considero una contadora de historias y por tal motivo, pues también escribo. Tengo dos libros publicados. Uno es un especie de documental de la vida del Papa Juan Pablo II. El otro es un ensayo de mis experiencias como reportera de guerra. El tercero es mi primer novela. “Trazos de Sangre” una novela de corte policíaco, una novela negra en donde abordo un tema que a mí me importa mucho y me preocupa que son los asesinatos de mujeres, los feminicidios y que va mucho en el estilo de lo que yo cubro.

LAS TORRES GEMELAS Y LA DEVASTACIÓN

Primero, cuéntame de estas coberturas que has hecho de guerra, cuáles son las que más te han dejado huella…

-La caída de las Torres Gemelas fue impactante, por la la dimensión que tuvo y y la misma cobertura, fueron hechos que cambiaron la forma en que hoy nos relacionamos fuimos el primer equipo que llegó de mexicanos a la Zona Cero. No, no había forma de llegar más que por tierra. El cielo estaba cerrado y tomado, la decisión de irnos por tierra desde México hasta Nueva York, volamos de la Ciudad de México a la frontera, en Matamoros tomamos la decisión de rentar el auto para irnos desde ahí hasta Nueva York manejando. Éramos tres equipos, tres reporteros con sus tres camarógrafos y un productor, y nos íbamos turnando el volante para no parar. Solo parábamos en las gasolineras a comprar papas o agua o pasar al baño y sin sin pararnos, mientras uno descansaba un poquito, el otro manejaba. Y así estábamos turnando unos de tal suerte que hicimos como 36 horas. Justo esas cosas que no se ven en la tele, porque nosotros no somos la nota, es lo que platico en el libro de Bitácora de Guerra todos los las vicisitudes que uno pasa para llegar a cumplir con una labor periodística.

LA COBERTURA DEL TERRORISMO HASTA AFGANISTAN Y EL PROBLEMA DE SER MUJER

Después de Nueva York y a consecuencia del ataque al Pentágono , se trasladó a Washington y entonces ocurrió: “lo que llamé la cobertura del terrorismo, terminé en Afganistán, donde se buscaba a Osama Bin Laden. Lo más fuerte que me movió fueron los muertos. Era tal cantidad de cuerpos en Nueva York, la atención hospitalaria colapsada, los restos que se encontraban. No había la infraestructura para el traslado de cadáveres, a veces en en camiones de productos de carnes frías y eso estaba vetado. No lo podíamos mostrar. Era tan fuerte la imagen que eso se quedó en nuestras mentes y corazones. En Afganistán nos quedamos en un hotel ya en ruinas.

Prácticamente había quedado un cascarón por la situación de guerra sin servicios, apenas si tenía agua, no había luz, no había agua caliente, no había donde bañarse, ya ni hablar de la comida, pues lo que hubiera. Entonces ahí hacíamos como los operativos con el ejército y entre los compañeros, los colegas para salir en compañía o en grupos a cubrir la información y las noticias.

Todo, todo era complicado porque evidentemente en el Medio Oriente la mujer no tiene tanta fuerza para salir sola, ni hablar, ni vestirse como yo me vestía, no como un occidental de pantalones. Cumplíamos con el con el requisito y el respeto de traer la cabeza cubierta aunque fuéramos occidentales, fue muy complicado trabajar en esas circunstancias, lo mismo que nos pasó en Irak.

LOS RIESGOS DE UNA MUJER SE TRIPLICAN

¿Qué es lo que más padece una una mujer en este tipo de coberturas?

-Este pues no sé si sea de manera generalizada. En mi caso yo no, no les sufro como soy mujer y no me victimizo pobre de mí no, pero creo que el tema de ser mujer en un conflicto así es que el riesgo que tiene un hombre para nosotros se triplica. El riesgo lo tenemos ambos, hombre y mujer, porque todo mundo sabe que los reporteros cargan consigo en su mochilita, en su backpack. Todo, la vida, prácticamente el material, las cintas, el micrófono, el dinero, los documentos. Y ahí va tu vida. Entonces las mujeres somos blanco fácil para los guerrilleros, los insurgentes, los contras, los atacantes, como lo quieras ver, los violadores, los secuestradores y los asesinos. Y por nosotros puede pagar un gobierno o no. Entonces es muy complicado andar sola, pero yo trabajo sola. A mí no me gusta andar en grupos porque entonces la información se comparte. Aunque si comparto en donde estoy, por si algo pasa, por si algo me pasa y tienen que llamar a mi empresa o a mi familia. Esas son las cosas que que uno a veces en el campo de batalla no mide, porque tú lo que estás pensando es mandar la nota, en tener las entrevistas, en tener una exclusiva, en informar lo que está pasando y darle voz a los a los que nadie escucha.

ATERRADOR EL MENSAJE CON UNA CARTITA: YA SABEMOS QUE ESTÁS POR AQUÍ

Y que es lo más extremo que has vivido

-Es terrible saber que te siguen. Nos han perseguido, nos han puesto lo que conocemos aquí como Halcones que pasan el dato de quién eres, en dónde andas, cómo te estás moviendo, a quién está entrevistando. Eso sí nos ha pasado muy seguido. La primera vez que nos ocurrió fue en Ciudad Juárez. Ahí creo que fui de las primeras mujeres que fue a reportear el tema de Las muertas de Juárez. Teníamos cola a donde nos parábamos, adonde nos pusiéramos. Nos perseguían unas camionetas blindadas y ahí empecé como a decir pues esto que tanto me gusta. Es complicado. Es difícil porque te parabas, por ejemplo, en el desierto de Ciudad Juárez, en zonas inhóspitas y evitabas hacer investigación, a recoger imágenes y sabías y sentías que alguien te estaba vigilando.

Después, en otras zonas también del norte, me han llegado a meter cartitas abajo del cuarto del hotel de “Hola, ya sabemos que estás aquí, bienvenida”.

TRAZOS DE SANGRE, UNA NOVELA REVELADORA

Hannia Novel decide incursionar en la novela, donde a través de personajes narra historias verídicas y asegura que “cualquier parecido con la realidad, es mera coincidencia”.

¨Les cuento que me he especializado en esto que yo llamo reportera de catástrofes. Creo que la vida, así como tiene los lados blancos y transparentes y los claros, tiene los lados negros, oscuros y en medio los matices. A mí me gusta pensar que cuando trabajo con el lado oscuro de las circunstancias y de la gente, debe de haber por ahí, metido en algún recoveco de su cabeza y de su alma el lado bueno. Por eso me gusta trabajar en situaciones de conflicto, porque hay que denunciarlas, hay que hablar de ellas, hay que visibilizarlas. Y cuando la gente o recientemente me preguntan y cómo das el brinco del periodismo a la novela, a la literatura, mi respuesta es no estoy brincando, es un paso obligatorio para mí. Siempre he sido adaptadora de cuentos para radio y de novelas. He hecho muchísimas radionovelas como guionista. Yo escribo mis notas, escribo mis documentales y también mis mis guiones. Así que esta sólo es una extensión de lo que me gusta, que es un trazo más largo, más firme de lo que hago todos los días.

¿Y de qué habla?

-Es una novela negra, una novela policíaca en donde lo que trato de visibilizar es los asesinatos de las mujeres, los feminicidios. Y lo hago contando la historia de ellas, pero también de un asesino.

Un asesino que lo persigue, un investigador privado. Era un policía retirado. Por muchas circunstancias dejó de creer en la policía y ahora se contrata de manera privada. Es una periodista que dice si las autoridades no pueden, yo voy a ir tras el asesino. Cualquier similitud con la realidad es pura coincidencia. Este libro ya se puede encontrar en línea y en plataformas.

REGALA LIBROS NO BUFANDAS

“Yo invito a la gante, para los intercambios navideños, que regalen algo de utilidad, que hagan intercambio no sólo de bufandas y de suéteres feos, sino de libros también que instituyen eso en su familia y con sus amigos. Es una maravilla cuando alguien te regala un pedacito de uno, de una recomendación que ha cambiado.

A Hannia la podemos ver a través de ADN 40, en radio o escribiendo a interés con un gran lemas que tiene como estandarte: “Acérquense a este maravilloso mundo de la literatura, del periodismo, de la información, siempre creo que la vida con datos es mejor”.