A lo largo de la historia, han surgido relatos de personas que afirman haber tenido encuentros con lo divino, experiencias que trascienden las fronteras de lo cotidiano y dejan una huella imborrable en sus vidas. Uno de estos relatos impactantes es el de la cantante y actriz Mariana Seoane, quien asegura haber visto a Dios en un momento que marcó profundamente su existencia.
Hace varios años, cuando Mariana Seoane tenía tan solo 21 años, vivió un momento que cambiaría su perspectiva sobre la vida y la espiritualidad. En una entrevista con Yordi Rosado, Mariana compartió esta experiencia que tuvo lugar mientras contemplaba un atardecer junto a su entonces novio, el productor Pedro Damián. Aunque la diferencia de edad entre ellos generaba preocupaciones familiares, este encuentro inusual sería mucho más trascendental de lo que jamás habrían imaginado.
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La visión de lo indefinible
Según Mariana, en ese momento mágico, mientras observaba el sol ocultándose en el horizonte, tuvo la asombrosa percepción de estar en presencia de Dios. Sin embargo, su relato no encaja con la imagen convencional de una figura divina, ya que ella describe a Dios como una energía indescriptible, despojada de una forma física definida. Esta experiencia fugaz fue tan abrumadora que Mariana no pudo evitar derramar lágrimas de emoción y asombro.
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El compartir de la experiencia
Lo que hace que este encuentro sea aún más extraordinario es que Mariana no fue la única persona que experimentó esta conexión con lo divino. Pedro Damián, quien estaba presente a su lado en ese momento, también fue testigo de esta experiencia transcendental. La reacción de Pedro fue de igual intensidad, y como Mariana, no pudo contener sus lágrimas. En ese instante, ambos compartieron un vínculo único y profundo que trascendía las palabras.
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Una experiencia auténtica
Es importante señalar que Mariana Seoane enfatiza que su experiencia no se debió a ningún tipo de sustancia psicoactiva ni a la influencia de alcohol. Su encuentro con lo divino fue, en sus palabras, completamente auténtico y sobrio. Su narrativa destaca la trascendencia de la experiencia, que la llenó de una energía espiritual inigualable y la hizo comprender que existe algo más allá de la realidad tangible que conocemos.
El impacto duradero
El encuentro con Dios que Mariana Seoane experimentó junto a Pedro Damián dejó una huella imborrable en sus vidas. A pesar de la diferencia de edad y cualquier obstáculo que pudiera haber surgido en su relación, este momento compartido los unió de una manera única y especial. Ambos sintieron que habían sido tocados por algo trascendental, algo que iba más allá de la comprensión humana.