Durante años, a la carne de cerdo se le ha estigmatizado como un alimento que no es tan saludable, comparado con otros de origen animal, como el pollo, pescado o la carne de res.
Ha sido tanto los señalamientos, que su mala fama llegó a permear de tal manera que en nuestro país prácticamente no se consumía, lo que obligó a las autoridades a emprender una inteligente campaña para promover los nutrientes que tiene la carne de cerdo y su versatilidad para cocinarse, tomando como contexto los platillos mexicanos.
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Fue así como hace una década aproximadamente, se promovió, a través de la Secretaría de Agricultura, Ganadería, Desarrollo Rural, Pesca y Alimentación el Programa Nacional de Comunicación, Educación y Promoción de la Carne de Cerdo Mexicana 2013 en conjunto con la Confederación de Porcicultores Mexicanos, para “incentivar el consumo de la carne de cerdo nacional, mediante acciones de promoción que resalten la calidad y las buenas prácticas de producción”, informó en aquel entonces la dependencia.
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Además de apoyar con recursos a los productores, la campaña tenía como fin que los consumidores conocieran los nutrientes que posee el cerdo y eliminar los mitos que giran en torno a él.
Uno de los más comentados y que siempre sale a relucir, es sobre los niveles de grasa que tiene. Sí, el cerdo posee grasa y el 70% de ella es poliinsaturada, es decir, grasa buena, mientras que el 30% restante, es mala, al ser saturada. A pesar de ello, en términos generales, se le considera un alimento saludable del que no hay mayor riesgo su consumo.
“Al ser rica en ácido linoleico, neutraliza los efectos negativos de las grasas saturadas y disminuye el colesterol”, explica la propia Sagarpa.
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Siguiendo con mitos en torno a la salud. Durante mucho tiempo se dijo que el consumo de carne de cerdo provocaba problemas al corazón. Esta es otra mentira. Como ya lo mencionamos en el punto anterior, el mayor porcentaje de su grasa es poliinsaturada, que al metabolizarse ayuda a bajar los niveles de colesterol en la sangre, lo que se traduce en una disminución de grasa en las arterias.
En temas nutrimentales, el organismo hizo especial énfasis en resaltar sus propiedades, entre las que se encuentran, vitamina B1 y vitamina B3, además de ser rica en fósforo, que ayuda al fortalecimiento de los huesos. Y, por supuesto, es fuente de proteína, por lo que es una excelente alternativa para incluir en nuestra dieta y así conseguir los niveles que se requieren para tener energía y estar saludables. Recomendable, también, para los atletas que están en búsqueda de generar masa muscular.
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Cuando la gente se realiza un tatuaje o se una perforación se recomienda que se evite el consumo de carne de cerdo. Según los mismos tatuadores, lo recomiendan para evitar que no se desarrollen infecciones. Esta afirmación no es más que una creencia falsa. Está comprobado que los nutrientes de la carne de cerdo son tan buenos que ayudan a la recuperación de la salud y queda descartado que sean campo de cultivo de infecciones.
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Otro mito en torno a la carne de cerdo es que se rumoraba ser el responsable de desarrollar problemas estomacales, lo cual no es cierto. “El Instituto Nacional de Neurología y Neurocirugía señala que la cisticercosis no se presenta por comer carne de cerdo mal cocida, sino que es resultado de infecciones externas o autoinfección”, explica la Sagarpa, derribando todas las falsas creencias en torno a este alimento que forma parte importante de nuestra gastronomía, con platillos típicos como el pozole, la cochinita pibil, el chicharrón prensado, los cueritos de botana o para el guisado de tamales.
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