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Cuando un bebé se muere, cómo afrontar el duelo

La tanatología es una excelente herramienta para hacerle frente a la pérdida

Escrito en TENDENCIAS el

Luego de que Cristiano Ronaldo hiciera público que habían perdido a uno de sus mellizos, durante el más reciente embarazo de su pareja Georgina Rodríguez, el tema sobre la muerte de los hijos tomó nuevamente atención. 

Las estadísticas 

Aunque hasta el momento se desconocen las causas que provocaron el fallecimiento de uno de los hijos de la pareja, la Unicef estima que más del 40% de las muertes fetales tienen lugar durante el parto, provocado principalmente por “la hipoxia (falta de oxígeno), las obstrucciones provocadas por la placenta y otras complicaciones relacionadas con el parto”, señala. 

 

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De acuerdo con El Fondo de las Naciones Unidas para la Infancia se considera una muerte fetal cuando un bebé nace sin presentar signos de vida, incluso dentro de esta misma categoría incluye a las muertes que se producen a las 28 semanas de gestación.  

 

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Entre las causas más comunes que provocan la muerte de un bebé están: “las complicaciones durante el parto, las hemorragias previas al parto (incluido el desprendimiento de placenta), las infecciones y enfermedades maternas y las complicaciones durante el embarazo, cuya causa subyacente puede ser la restricción del crecimiento fetal”, explica la Unicef. 

Otra razón por la que se presenta la mortalidad fetal está directamente relacionada a la madre, relacionada por su salud, edad, hábitos y estilo de vida. 

 

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“Se estima que un 10% de las muertes fetales de todo el mundo se producen como resultado de la obesidad, la diabetes y la hipertensión”, de la madre, confirma el propio organismo. 

El duelo 

Se dice que no hay dolor y pérdida más grande que la que un padre puede sentir ante la muerte de un hijo. Incluso, hay quienes dicen que no existe una definición con la que se le pueda referir a un caso de esta naturaleza; a diferencia de la muerte de los padres, al que se define como ‘quedar en orfandad’. 

Cuando se vive un episodio de esta magnitud, siempre se recomienda a los padres buscar ayuda. Algunos lo encuentran en la religión, otros más en la psicología; incluso, hay quienes en ambas para encontrar pronto consuelo y alivio ante la pérdida. 

La tanatología “es una disciplina científica que se encarga de encontrar el sentido al proceso de la muerte, sus ritos y significado concebido como disciplina profesional, que integra a la persona como un ser biológico, psicológico, social y espiritual para vivir en plenitud y buscar su transcendencia”, define el Instituto Mexicano de Tanatología sobre esta especialidad. 

Recurrir a ella en un tiempo de duelo puede hacer la diferencia en los pacientes, pues les ayudará a procesar la situación y así evitar complicaciones personales, de pareja, familiares y laborales a corto plazo. 

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Un proceso por afrontar 

La doctora Elisabeth Kubler-Ross, pionera en la formación de esta disciplina, divide un duelo en cinco etapas: negación, ira, negociación, depresión y aceptación. 

En la primera fase, explica se convierte en una defensa personal que sirve como amortiguador para el dolor y afrontar la nueva realidad. 

En cuanto a la fase de ira es un periodo en el que persiste el enojo, el resentimiento y la irritabilidad como un mecanismo de no poder satisfacer sus necesidades, a la toma de decisiones y la posibilidad de no saber manejar la sobrevivencia emocional. 

En la negociación, los padres buscan convenios o pactos para poder afrontar la pérdida presente o la próxima futura. Estas negociaciones se dan de manera mental y están ligadas con la religión. En esta etapa ya se vislumbra por parte de los padres una conformidad o aceptación de los hechos. 

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La depresión se da cuando la persona vive episodios de tristeza, desamparo, soledad y decepción. Se considera el paso previo a la aceptación. Aquí es vital tener un confidente al que se le pueda expresar sentimientos, sin importar cuales sean estos. 

Por último, en la aceptación, los padres comienzan a perdonar y a sentir paz y esperanza. En esta etapa todo el dolor que sienten lo aceptan, afrontan y canalizan sin dejarse sumergir en él. Incluso su percepción sobre el dolor cambia y le buscan un sentido en su vida, no como un castigo sino como una lección. 

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Una voz de consuelo 

Para la tanatóloga Gaby Pérez Islas la pérdida de un hijo neonato o que muere al momento del parte resulta, desde su experiencia, de las más complejas, pues con el bebé también se mueren las expectativas y las ilusiones. 

“Recuerden que querían traerlo a este mundo, no por egoísmo, no para que ese bebé viniera a mejorar la vida de ustedes, sino porque en el fondo saben y creen que la vida es maravillosa y que este mundo, aunque muchas veces no es justo desde nuestra óptica, merece ser vivida, y que querían traerlo a este mundo a eso, a que también la disfrutara”, explica. 

“Demuéstrenle que su paso por esta vida los cambió. Que ser madre o padre, aunque tu hijo no esté contigo, significa darle todo y ser la mejor versión de ti mismo”, finaliza la especialista a través de su canal de YouTube. 

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